miércoles, 25 de enero de 2012

Guión 249: Teqila barato

Llegó a casa a eso de las 5 de la mañana. Buena hora ésa, para pensar y cambiar el mundo bajo los efectos del teqila malo. Tiró las llaves en algún cenicero de cristal, se qitó las botas azotándolas en la habitación y se dirigió a la terraza en sus shorts negros y su chaqeta de leopardo enorme mientras se agitaba el despeinado pelo rubio y hacía eses mientras caminaba. Se sentó y encendió un cigarro, mientras contemplaba la pureza de las estrellas y el resplandor frío de la luna. Dio un suspiro y se qedó mirando el paisaje celeste, y el contraste estravagante y estridente qe ejercía el resplandor de la ciudad abajo. Armonía y caos separados por una línea finísima qe dibujaba el horizonte. Armnía y caos.. como ellos. Aunqe no sabría decir exactamente cuál era cada uno. Dio otra calada al chestter y dibujó circulos en el aire al soltar el humo. No sabía porqé, pero se sentía vacia; como esa ciudad qe necesitaba del espíritu de la noche estrellada para poder existir. Ya ni el humo de sus cigarros la llenaba, ya ni el teqila barato la llenaba, ya ni su recuerdo la llenaba. Necesitaba mas, necesitaba sentirle, tocarle, besarle. Volver a recorrer su espalda milímetro a milímetro, qe le susurrase princesa entre sueños mimentras compartían almohada, colgarse de él, de su pelo, de sus labios.. Su recuerdo le qedaba peqeño & no podía saciar ya su necesidad. La mirada se le qebró con diminutos critales qe rodaron por su cara. Pensaba qe no le necesitaba, qe no era tan importante, qe podría con la situación, porqe su orgullo era demasiado fuerte, pero se había intentado engañar. Sabía qe le necesitaba a su lado de vuelta, y qe toda aqella mierda la estaba matando por dentro. 
Se durmió en la terraza, cuando el sol empezó a bañar suavemente la ciudad. Sus lágrimas eran evidentes en el rimel esparcido por la cara y el dolor qe había sentido por aceptarse débil; pero estaba orgullosa de si misma como no lo estaba desde hacía mucho, por haber conseguido reconocer su fallo. Había logrado hacer las paces consigo misma.

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