miércoles, 29 de abril de 2015

¡Qué bueno!, he vuelto a escribir

Me ha dado un ataque de poesía y
¡qué mierda!
No te tenía cerca.

Me he tenido que conformar con Ángel
y retales de esos que encuentras en internet.
Y es que no me acabo de acostumbrar del todo
a este vacío lleno de de todo, menos de ti,
me asusta tanto no encontrarte cuando te busco
que es ya casi inevitable reconocer el olvido.

Pero -siendo sensatos-
ni siquiera los enfermos de Alzheimer olvidan del todo
Solo guardan muy dentro de sí mismos sus recuerdos
porque duelen
o porque alegran demasiado, y eso también produce tristeza
Puede ser que eso me pase contigo.
no es que me olvide de ti,
es que te guardo tan dentro de mí
que no quiero compartirte con nadie
no quiero que nadie te vea reflejado más en mis ojos
no quiero que sepan de ti
ni oigan tu nombre
en esos momentos en que se comparten vivencias personales

Soy tan egoísta
que solo te tendré presente en mi yo conmigo
o cuando
-como ahora-
me den ataques de poesía y
¡qué mierda!

No te tenga cerca.

jueves, 24 de julio de 2014

Se supone que ella no fuma, solo de vez en cuando. Sin embargo, cada vez se está volviendo más frecuente eso de robarme cigarros de la cajeta después de echar un polvo. En verdad, a ella se le da muy bien eso de robarme cosas de la cartera: los cigarros, el dinero, la maría y (solo) a veces el corazón. Se aprovecha de mi debilidad, soy un blanco fácil, para qué nos vamos a engañar.  Y más aun si tenemos en cuenta que sus sigilosos dedos de gata en celo se cuelan por cada hueco de mi cartera y de mi vida sin que yo me de cuenta de que lo hace hasta que está dentro del todo. Y me encanta. Me encanta la forma en que me roba el alma para después tirarla. Y es que no lo puedo evitar, es mi punto débil.  Pero no se lo digáis.  Si ella lo supiese, ya no volvería más después de haberse ido. Le daría miedo saber que quiero que se quede, porque sabe que se acabaría quedando algún día.

viernes, 27 de diciembre de 2013

La mujer volcán.

Yo la vi besando las cervezas.
Ella era de ese tipo de mujeres con las que solo puedes soñar. Era ese tipo de especie en extinción que iba meneando su culo por los bares de copas con su pelo rubio oxigenado sin peinar. Sin haberla visto, notabas su presencia; aunque estuviese al otro extremo del bar. Era una de esas mujeres de las que ya no quedan que fumaba cigarrillos de liar y se dejaba sus labios marcados con carmín en todas las servilletas.
Yo la vi besando las cervezas, enamorándolas en cada trago que le daba a la botella. Era una mujer volcán, con tacones muy altos y demasiado carácter, alguien indomable que cree tener siempre la razón y que el único amor que conocen es el que conlleva dolor.
Yo me enamoré de ella, me enamoré de cada centímetro de sus tacones y de cada tono diferente de pintalabios. Yo, que siempre había estado acostumbrado a chicas monas (y no tan monas) con sus lazos de niñas buenas y su modestia.
De repente me vi encarando a la pantera, nariz con nariz, y estaba claro que iba a perder la batalla.
Ella se dejaba querer, y yo la quería. Yo lamia sus heridas y ella echaba sal en las mías. 
Y yo me enamoraba... me enamoraba....
Yo la vi besando las cervezas.
Y  a mi me abandonó como a ellas. 

jueves, 20 de junio de 2013

Borrador a parte.

Y allí estábamos, uno frente al otro. Sin decir nada. Ya no había mucho más que decir. Era uno de esos momentos en los que las palabras se agotan y solo quedan sentimientos.
Su mirada triste y distante me decía a gritos que le había echo daño y que me odiaba por ello.
La mía no se dejaba ver. Se ocultaba detrás de capas y capas de rímel y alguna que otra mentira que me había llegado a creer.
ÉL tragó saliva. Yo me humedecí los labios.
Ninguno de los dos estábamos dispuestos a dar el paso.
Si decíamos en voz alta aquello a lo que tanto miedo teníamos se convertiría en verdad, y la realidad vendría a clavarnos cristales en la cara y en el cuerpo entero. Millones de cristales diminutos que nos acabarían rompiendo.
- Has roto tu promesa.- Dijo ÉL casi en un susurro y con la voz rota.
¿Que se supone que debía contestar a eso?
- Sé que la has roto. Pero yo no. Y por eso estamos aquí. - Me miró, con más lágrimas en los ojos y me sentí la peor persona del mundo. Sí, había roto mi promesa y por eso él estaba llorando.
- Has roto tu promesa, por eso yo estoy llorando. - Me dijo, como si me hubiese leído la mente.
Se levantó y se fue con sus lágrimas.
Yo me quedé allí, mientras mis lágrimas intentaban traspasar las capas de rímel y las mentiras.
Entonces me di cuenta, la moneda había caído con el lado CARA hacia arriba.
Pero para entonces ÉL ya no estaba allí.
En realidad yo no había roto mi promesa después de todo.
ÉL había roto la suya.

Guión 495: Ami-enemiga.

Es curioso cómo los días más trascendentales de tu vida comienzan siendo días normales. 
Apagas el puto despertador, maldices las ojeras e intentas domar al pelo, que hoy le ha dado por ir a su bola. Te vistes. Sales corriendo de casa porque no llegas ni de coña a por el bus. Lo pierdes. 
Haces lo mismo de siempre. 
Siempre el mismo despertador, las mismas ojeras, el mismo pelo rebelde y pierdes el mismo jodido bus.
Es curioso, que en realidad los días que marcarán el resto de tu vida no empiezan de forma especial ni diferente a los demás. Venimos marcados de serie por la rutina. Esa apestosa ami-enemiga de la que hablamos mal pero en realidad echamos en falta cuando no está.
Y así, todos los días son iguales. Uno tras otro. Incluso los importantes. 
La única diferencia es cuando uno de esos días mientras pierdes o no el bus, ocurren cosas que te golpean.
(No nos engañemos, el 90% de las veces esas cosas están relacionadas con encontrar o perder a alguien.)
Todos buscamos esa situación que te marca y te hace ver los días menos monótonos. Unos la buscan mas desesperadamente que otros, pero casi siempre la encontramos.

miércoles, 3 de abril de 2013

Guión 35: Embriágate

Ella solía soñar con las hadas y el País de Nunca Jamás. Soñaba con irse volando y no volver nunca; pero en vez de eso, se levantaba cada mañana y salía a pelear la calle. Tenía miedo, mucho miedo; pero no sabía que era mas fuerte que toda esa mierda que sentía. Pisaba las baldosas del suelo con seguridad, con confianza; mientras el pelo alborotado se dejaba llevar por la suave brisa de la mañana.
Tenía la virtud de ver el mundo de otra manera, mas alegre, mas al estilo de los años 60 tras
 sus enormes gafas de sol & embriagada por el humo de un cigarrillo.
Toda la gente del barrio se giraba al verla pasar. Todas la envidiaban, todos la deseaban; mientras ella ignorab
a el mundo por completo & se emborrachaba de vida.
Era un espíritu libre, iba a donde el viento la llevaba, & esa calurosa mañana de julio la conducía al este. Se monto con su elegancia sobrenatural en el descapotable rojo & condujo hasta el fin de la tarde, en una playa; donde se sentó a ver la p
uesta de sol e imaginar que el mundo entero le pertenecía. Pero no, ella no sabía que el mundo entero le quedaba pequeño.



martes, 2 de abril de 2013

En tus sábanas.. Borrador.

La sintió retorcerse detrás de él en la cama, dando una vuelta y acurrucándose en las sábanas.
Se despertó. Y lo primero que notó fue eso, a ella dando vueltas en su cama.Sonrió & se giró para verla dormir. Para él era lo mas maravilloso que le había pasado hasta el momento. La tenía ahí  frágil, pequeñita  suave.. & en las sábanas que estaba retorciéndose eran las suyas. Pasó un dedo por sus labios muy suavemente. Ella hizo un gesto y protestó entre sueños. Él volvió a sonreír.
Sinceramente, a él ya le daba igual el motivo por el que había llegado a esa situación; no le importaba si había sido por las cervezas, por la confusión o por la soledad, solo le importaba que ella estaba en su cama otra vez. & haría todo lo posible para que volviese a estarlo.
Él se acurrucó de nuevo contra ella y la abrazó con delicadeza.