
Me pidió perdón demasiado tarde, cuando me estaba alejando calle arriba, cuando su voz era un susurro qe se mezclaba con el viento y el ajetreo de la calle. Casi ni se entendía, casi no se notaba, pero ahí estaba. Pese a ser un susurro me golpeaba los oidos como un ruido insoportable, incontrolable.
No dí media vuelta, como cualqiera habría hecho al conseguir sus disculpas. Era demasiado fácil, & para nada qería ponerselo fácil. Ante todo, peco de orgullosa, & no daría media vuelta; aunqe ello implicase la posibilidad de perderle para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario